Ayer pude ver el partido de la final de la Champions League. La verdad es que no soy muy "futbolero", pero lo sucedido ayer me da pie a hacer una reflexión: más vale equipo que petro-dólares.
Los propietarios del Paris Saint-Germain (PSG) intentaban ganarlo todo usando su muuuuyyyy abultada chequera. Intentaron juntar (que no unir) a los mejores futbolistas del momento en su equipo, y no cabe duda que lo lograron (Messi, Neymar, Mbappé...) pero no consiguieron gran cosa. En cambio, su nuevo entrenador, Luis Enrique, con un enfoque a la cohesión de un grupo de buenos futbolistas y con esa forma de hacer que pone a cada uno en su lugar por sus méritos y por su estado de juego, ha conseguido algo inusual: ganar la Champions de una forma apabullante: 5 a 0.
Felicitaciones a Luis Enrique, al equipo y a todos aquellos que entienden que trabajar de forma coherente, agrupada y con un estilo colaborativo lo es todo.
Esto mismo, aplicado a los negocios, da lugar a empresas que, sin ser ni siquiera medianas, consiguen resultados muy por encima de sus posibilidades, y a la historia me remito...